Desarrollo urbano

En el mundo, más del 50 % de la población vive en zonas urbanas. Para 2045, la población urbana mundial aumentará en 1,5 veces hasta llegar a 6000 millones de personas. Las autoridades municipales deben actuar con rapidez para planificar el crecimiento y proporcionar servicios básicos.

En la actualidad, alrededor del 56 % de la población mundial —4400 millones de habitantes— vive en ciudades. Se espera que esta tendencia continúe, ya que la población urbana aumentará a más del doble para 2050, momento en que casi 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades.

Dado que más del 80 % del producto interno bruto (PIB) mundial se genera en las ciudades, si la urbanización se gestiona adecuadamente, puede contribuir al crecimiento sostenible gracias al aumento de la productividad y la innovación.

Sin embargo, el ritmo y la magnitud de la urbanización plantea desafíos, como satisfacer la acelerada demanda de viviendas asequibles, de infraestructura viable (incluidos sistemas de transporte), de servicios básicos y de empleo, en particular para los casi 1000 millones de pobres que viven en asentamientos urbanos informales, para que puedan estar más cerca de las oportunidades que necesitan. Los conflictos, que van en aumento, contribuyen a la presión que sufren las ciudades, ya que más del 50 % de las personas desplazadas por la fuerza viven en zonas urbanas.

Una vez que se construye una ciudad, su estructura física y patrones del uso del suelo pueden permanecer durante generaciones, dando lugar a una expansión insostenible. El aumento del uso del suelo urbano supera el crecimiento de la población hasta en un 50 %; para 2030, esto puede añadir al mundo hasta 1,2 millones de km² de nueva superficie construida. Esa expansión ejerce presión sobre la tierra y los recursos naturales, lo que produce resultados indeseables: las ciudades son responsables de dos tercios del consumo mundial de energía y de más del 70 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las urbes desempeñan un papel cada vez más importante en la lucha contra el cambio climático porque, a medida que crecen, aumentan su exposición a riesgos climáticos y de desastres. Desde 1985, se agregaron alrededor de 76 400 km2 de tierras urbanizadas en lugares con profundidades de inundación de más de 0,5 metros durante inundaciones graves; esto equivale a aproximadamente 50 veces la superficie del gran Londres. A nivel mundial, 1810 millones de personas (es decir, 1 de cada 4) viven en zonas de alto riesgo de inundación. La exposición es especialmente alta en las llanuras fluviales y las zonas costeras —densamente pobladas y en rápida urbanización— de los países en desarrollo, donde habita el 89 % de las personas expuestas a inundaciones de todo el mundo.

Las ciudades también se encuentran en la primera línea de lucha contra las epidemias. La COVID‑19 constituyó un desafío enorme para los núcleos urbanos y para sus habitantes, ya fueran ricos o pobres. Su impacto y las medidas adoptadas para controlar la propagación del virus tuvieron efectos desproporcionados en las personas pobres, marginadas y vulnerables, y revelaron fallas en la estructura económica de las ciudades y en la preparación para una crisis de este tipo, en especial debido al estado de sus sistemas de salud pública y de prestación de servicios.

Construir ciudades que “funcionen” —que sean verdes, resilientes e inclusivas— requiere una intensa coordinación de políticas y decisiones sobre inversión. Los Gobiernos nacionales y locales desempeñan un papel importante: deben actuar ahora, configurar el desarrollo futuro de las ciudades y crear oportunidades para todas las personas.

Fuente: Banco Mundial | Imágenes: Shutterstock

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Desarrollo urbano

Tipo de propiedad:
enero 24, 2024
COD: 81939

En el mundo, más del 50 % de la población vive en zonas urbanas. Para 2045, la población urbana mundial aumentará en 1,5 veces hasta llegar a 6000 millones de personas. Las autoridades municipales deben actuar con rapidez para planificar el crecimiento y proporcionar servicios básicos.

En la actualidad, alrededor del 56 % de la población mundial —4400 millones de habitantes— vive en ciudades. Se espera que esta tendencia continúe, ya que la población urbana aumentará a más del doble para 2050, momento en que casi 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades.

Dado que más del 80 % del producto interno bruto (PIB) mundial se genera en las ciudades, si la urbanización se gestiona adecuadamente, puede contribuir al crecimiento sostenible gracias al aumento de la productividad y la innovación.

Sin embargo, el ritmo y la magnitud de la urbanización plantea desafíos, como satisfacer la acelerada demanda de viviendas asequibles, de infraestructura viable (incluidos sistemas de transporte), de servicios básicos y de empleo, en particular para los casi 1000 millones de pobres que viven en asentamientos urbanos informales, para que puedan estar más cerca de las oportunidades que necesitan. Los conflictos, que van en aumento, contribuyen a la presión que sufren las ciudades, ya que más del 50 % de las personas desplazadas por la fuerza viven en zonas urbanas.

Una vez que se construye una ciudad, su estructura física y patrones del uso del suelo pueden permanecer durante generaciones, dando lugar a una expansión insostenible. El aumento del uso del suelo urbano supera el crecimiento de la población hasta en un 50 %; para 2030, esto puede añadir al mundo hasta 1,2 millones de km² de nueva superficie construida. Esa expansión ejerce presión sobre la tierra y los recursos naturales, lo que produce resultados indeseables: las ciudades son responsables de dos tercios del consumo mundial de energía y de más del 70 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las urbes desempeñan un papel cada vez más importante en la lucha contra el cambio climático porque, a medida que crecen, aumentan su exposición a riesgos climáticos y de desastres. Desde 1985, se agregaron alrededor de 76 400 km2 de tierras urbanizadas en lugares con profundidades de inundación de más de 0,5 metros durante inundaciones graves; esto equivale a aproximadamente 50 veces la superficie del gran Londres. A nivel mundial, 1810 millones de personas (es decir, 1 de cada 4) viven en zonas de alto riesgo de inundación. La exposición es especialmente alta en las llanuras fluviales y las zonas costeras —densamente pobladas y en rápida urbanización— de los países en desarrollo, donde habita el 89 % de las personas expuestas a inundaciones de todo el mundo.

Las ciudades también se encuentran en la primera línea de lucha contra las epidemias. La COVID‑19 constituyó un desafío enorme para los núcleos urbanos y para sus habitantes, ya fueran ricos o pobres. Su impacto y las medidas adoptadas para controlar la propagación del virus tuvieron efectos desproporcionados en las personas pobres, marginadas y vulnerables, y revelaron fallas en la estructura económica de las ciudades y en la preparación para una crisis de este tipo, en especial debido al estado de sus sistemas de salud pública y de prestación de servicios.

Construir ciudades que “funcionen” —que sean verdes, resilientes e inclusivas— requiere una intensa coordinación de políticas y decisiones sobre inversión. Los Gobiernos nacionales y locales desempeñan un papel importante: deben actuar ahora, configurar el desarrollo futuro de las ciudades y crear oportunidades para todas las personas.

Fuente: Banco Mundial | Imágenes: Shutterstock